Un mar de fueguitos...

"Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir al alto cielo.
A la vuelta, contó. Dijo que había contemplado, desde allá arriba, la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos.
—El mundo es eso —reveló—. Un montón de gente, un mar de fueguitos.
Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás.
No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende."

Eduardo Galeano
( El mundo , de "El libro de los abrazos")

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lunes, 13 de septiembre de 2010

ALTO VERDE

CENTENARIO DE ALTO VERDE

Hacia 1905 comenzaban los trabajos de construcción del puerto de la ciudad de Santa fe. El lugar elegido: extremo Este de la ciudad. No tenía salida al Río Paraná ruta por el cual transitaban los barcos mercantes y cargueros. Esta situación motivó al gobierno de entonces a construir un canal de acceso, zona sur, que, a través del río Colastiné, permitiera la entrada de los barcos hasta el puerto.

Cuenta la historia que los trabajos se iniciaron a pala y carretilla hasta la llegada de una draga que reemplazó el trabajo humano. Todo el material de dragado se depositaba en la orilla Este del canal en construcción creando un terraplén de nueve metros de altura con respecto al nivel de las aguas y de diez kilómetros de largo. Acumulado el barro arenoso en la costa y mecido por el viento se fue formando una isla la que no tardó mucho tiempo en auto-forestarse dando una bellísima vista de verde pleno que contrastaba con la ciudad.

La memoria colectiva de los altoverdenses dice que un estibador del puerto con alma de poeta, al contemplar desde la costa oeste el florido terraplén elevado sobre las aguas, lo bautizó “Alto Verde”.

La gente, por lo general, se asienta donde tiene posibilidades de subsistencia y por aquellos años la construcción del puerto y luego su puesta en funcionamiento garantizaba, aunque duro y a veces bastante sacrificado, un trabajo duradero en el tiempo.

Es así que de a poco comenzaron a llegar contingentes de familias de distintas partes de Santa Fe, como así también, de pueblos de las vecinas provincias de Entre Ríos y Corrientes. De esta manera Alto Verde se convirtió en el espacio físico idóneo, por la cercanía al puerto, donde levantar sus viviendas. En una primera instancia, éstas fueron ranchos de barro achorizado y madera con techo de paja que se conseguía en la misma isla. Los terrenos adjudicados eran de importantes dimensiones donde había lugar para la huerta y la plantación de árboles frutales y cuando no para criar algunos animalitos como por ejemplo: gallinas, cerdos y alguna vaca.

Pero la isla era tan generosa que también podían realizarse tares vinculadas a la rivera como la caza y la pesca y vender en la ciudad el producto extraído del río.


Así se fue construyendo el prototipo altoverdense: hombre gaucho, solidario, de vino largo y de varios oficios según la ocasión y la necesidad. Horacio Guarany, cantor popular y poeta, criado en Alto Verde, en su libro titulado: “La creciente...Alto Verde querido”, recuerda a su amigo “Pancho” Díaz, que en una ocasión ante la requisitoria de un juez acerca de su oficio le contesto que era pescador, estibador del puerto, carpinchero, botero, nutriero, alambrador, calafateador de canoas, techador de paja, tejedor de redes y hasta carpintero y albañil según las circunstancias...”y no le digo que además soy payador porque a lo mejor lo toma como una falta de respeto, señor juez.”.


Veinte años habían pasado de su simbólica fundación coincidiendo con la apertura del puerto, (10 de septiembre de 1910) y ya se hablaba del pueblo “Alto Verde”. Tenía abastecimiento propio: almacén de ramos generales, carnicerías...y espacios para el esparcimiento: pista de baile, club de fútbol, canchas de cuadreras y reñideros de gallo.

Alto Verde es un pueblo largo y angosto: 10 kilómetros de Norte a Sur y apenas 100 y 200 metros de ancho, tiene una calle troncal y la urbanización se complementa con pequeñas callecitas- también llamados“callejones”- muy estrechas de uno o dos metros perpendiculares al camino central y todos desembocando en el río.


GALERIA DE IMAGENES


Calle sobre defensa del río zona Oeste frente al puerto

Calle troncal céntrica

Arriba: inundación de 1990; foto manzana uno. Abajo: puente de madera y palos denominado: "puente palito".

Pescador de Alto Verde recorriendo espineles

Vista de Alto Verde zona Oeste
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El botero o bote taxi…

“Alto Verde” como toda isla está rodeada de ríos. Al Norte, Riacho Santa Fe; al Este y Sur, río Colastiné que da salida al Río Paraná; y al Oeste, canal de acceso sur y canal de derivación norte frente al puerto. Por cuarenta y dos años, el único medio de transporte de comunicación con la ciudad y el exterior de la isla, fue por medio de canoas y botes que, al paso del tiempo, se constituyó en una fuente de trabajo para varios vecinos. Así nació el bote taxi. Primero a remo humano y desde hace cuatro años, (2006) con la incorporación de lanchas con motor fuera de borda.


En 1962 se construyó el primer puente sobre el riacho. Era de madera y palos, se lo denominó “puente palito” hasta su reemplazo en los años noventa por un puente moderno de cemento cuya denominación recuerda a los combatientes de las Islas Malvinas.

En la actualidad, en el año del centenario de Alto Verde, el bote taxi continúa en funciones, con el agregado de circuitos turísticos sobre ríos, arroyos y lagunas del lugar y la zona, verdaderas maravillas de la naturaleza.


Entre brazadas y canciones…


Grandes personalidades nacidas en Alto Verde se han destacados por siempre en la Isla y otros trascendiendo las fronteras del propio pueblo. Gente de trabajo calificado, dirigentes sociales, del campo de la cultura, el canto y el deporte entre otras actividades. Roberto Galarza, “Chocho” Mamaní, Demetrio Gómez, Ricardo Centurión, “Kivi”, Florencio Romero, Horacio Guarany.


Florencio Romero (mojarrita), nativo y vecino de Alto Verde hasta sus 30 años, fue un destacado deportista que, por amor al río, supo cargar sobre sus espaldas la responsabilidad de representar a su pueblo en competencias locales e internacionales de natación en aguas abiertas. Actualmente vive en la ciudad de Santa Tomé y tiene a su cargo una escuelita de natación para niños. Es además comentarista radial sobre este deporte acuático y experto en el comportamiento de los ríos de la zona. Ha guiado a importantes nadadores -nacionales y europeos- de los cuales varios han llegado gananciosos en la competencia más importante de la disciplina en la Argentina (Santa Fe – Coronda).

Heracleo Catalín Rodríguez, mas conocido como Horacio Guarany, nombre que lo llevó a la fama como cantor popular y poeta. No es nativo de Alto Verde aunque se canse diciendo que “uno es de donde quiere ser”; había nacido en un obraje del Chaco santafesino en tiempos de “La Forestal” y anotado en la localidad de “Las Garzas” en el norte de la provincia de Santa Fe.


A los cinco años de edad, disparando de la malaria junto a su madre y sus 12 hermanos, llegaron a Alto Verde en 1930 y se alojaron en la casa de la hermana de su madre que vivía allí desde hacía varios años. Trabajó en un almacén de ramos generales, aprendió a tocar la guitarra y solía escribir poemas dedicados a las muchachas del pueblo.

A los 17 años se marchó a Buenos Aires para volver mucho tiempo después ya consagrado en el campo de la música popular folclórica argentina y latinoamericana. Sus canciones son un canto al amor, al paisaje, a la belleza...nunca olvidando a su pueblo ni a su gente. Su pluma también se explayó sobre la libertad avasallada y los derechos humanos humillantemente violados en los años negros de nuestra historia política.

lunes, 6 de septiembre de 2010

COLONIA CELLO

Colonia Cello es un distrito del departamento Castellanos con 500 habitantes aproximadamente, dista 120 kilómetros al Oeste de la ciudad capital de la provincia de Santa Fe, y se puede arribar a su casco urbano a través de la RN Nº 19 (Santa Fe – Córdoba) haciendo el citado trayecto hasta llegar al empalme con la RP Nº 20, por la cual se debe recorrer cuatro kilómetros dirección Norte.


Su pequeño y bonito urbanismo se asemeja a la traza tradicional de los pueblos en los tiempos de la colonia: una enorme plaza central cuyas dimensiones son de cuatro manzanas. En derredor de la misma, el emplazamiento de las edificaciones más importantes: una parroquia centenaria: Santa Rosa de Lima, una escuela primaria diurna (otras dos escuelas funcionan en la zona rural), la comuna a pocos metros y el club atlético Cello cuya indumentaria luce los colores celeste y blanco.


Sus calles son anchas y de tierra ripiada bien asistidas en el riego y constante alisado, y para destacar de sobremanera, su patrimonio histórico cultural representado en dos edificaciones antiguas: una que correspondiera a estación de servicio con sus surtidores de combustibles- aunque en desuso- aún emplazados, y el edificio de una cremería lo que marca un otrora tiempo de producción láctea.


Completan este hermoso paisaje, una importante iluminación que le da una perfecta vista nocturna envidiable de cualquier ciudad del país.



GALERÍA DE IMAGENES

Rura Provincial Nº 20 de acceso al pueblo "Colonia Cello".


Monolito emplazado en la entrada del pueblo "Colonia Cello". Homenaje a su fundador: Dn. Gerónimo Cello.


Grupo parroquial intregrado por vecinos de Colonia Cello de la zona urbana y rural



Dos vistas del frente de la parroquia Santa Rosa de Lima construida en 1897


Antiguo organo de la parroquia



Dos vistas del interior de la parroquia



Frente edificio escuela primaria



Calles que rodean la plaza central


Avenida de una cuadra frente el edificio de la comuna al Norte de la plaza central







Varias vistas de la plaza central


El regador público


Señalización de las calles con nombres de plantas, detalle que complementa y simboliza un concepto de vida en armonía con la naturaleza.


Frente edificio ex estación de servicio


Edificio ex cremeria emplazado al Oeste de la ruta Nº 20 frente a la entrada principal del pueblo


Molino de viento en desuso, clara muestra de un tiempo floreciente de produción láctea. En la actualidad
practicamente desaparecida.


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Nota: agradecimiento al grupo parroquial de Colonia Cello por su PRE disposición a contarnos parte de su historia y preparativos de sus fiestas patronales que se celebraron el 30 de agosto.