Un mar de fueguitos...

"Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir al alto cielo.
A la vuelta, contó. Dijo que había contemplado, desde allá arriba, la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos.
—El mundo es eso —reveló—. Un montón de gente, un mar de fueguitos.
Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás.
No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende."

Eduardo Galeano
( El mundo , de "El libro de los abrazos")

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lunes, 22 de marzo de 2010

CERECINOS DE CAMPOS (ESPAÑA)

Este post me lo envió Lidia C., (http://mirimelazul.blogspot.com) con quien nos conocimos a través de este maravilloso mundo de la blogosfera. En plena comunicación descubrimos una historia en común: su abuelo paterno y mi abuelo materno, fueron emigrantes desde el mismo lugar de España.

Que disfruten de esta historia.


Pensé este pueblo tantas veces, allí nació mi abuelo, allí comenzó la historia que aún nadie la ha terminado y que dudo algún día alguien termine. Mis hijos conocerán este pueblo y si los veo, los hijos de mis hijos sabrán que allí comenzó una parte de nuestra historia, no la historia que se escribe con mayúscula, sino la que es mayúscula para un grupo de personas que luego se llamaran familia.


Mi abuelo nació en Cerecinos de Campos actualmente un pueblo del distrito de Villalpando, en Zamora, Castilla y León, obviamente, España.
El correr del tiempo y los aconteceres de mi vida han hecho que además de Argentina mis ojos miren tantas veces a ese pueblo, será tal vez, ese raro hilo que a los hijos y nietos de Europa nos hace pendular a un lado y otro del charco que nos separa…


Las imágenes las he pegado en mi mente, las he visto tantas veces, me las abroche en el alma…soy parte desde este lado de esa parte del mundo.
Nos separaron muchos años de silencio, muchas visitas fracasadas, muchos encuentros suspendidos, pero tantas revanchas han existido que ya nos burlamos de las ganas.
Porque en él se han bordado historias, se han acunado recuerdos, se ha tejido memoria.
Nos separan 10.000 Km. y nos unen las historias que pesan más que cualquier best seller.
Aun ni los propios hijos saben cual fue la ruta que siguió su padre ( mi abuelo) aun se comió el silencio, saber porque al muchacho mayor de 16 años en 1910, dejando a una madre, tres hermanos y dos hermanas, el océano lo empujo a estas tierras…


Salieron de Cerecinos, sin mas detalles, por 7 años lo acompaño su padre y un tío, que luego se volvieron a España, pasaron por Buenos Aires, 25 de mayo, y General Alvear, para mucho después establecerse en Tapalqué, en la misma provincia.
Crecí esperando ver como era el lugar donde había nacido mi abuelo, no había fotos, no había relatos, y la partida de mi abuelo hizo que el último testigo de cómo era no me pudiese contar que colores tenia ni como se vestían sus mujeres, ni que se festejaba, ni por qué…ni nada…


Fue lanzarnos a buscar y ya sin mi padre, fue aún más difícil, pero recuerdo, como esos momentos que uno guarda al llorar de felicidad, cuando no vi el museo del Prado, ni vi a la Reina Sofía…vi un pequeñísimo poblado, rural, pero era para mí el que guardaba la historias mas bellas del mundo.

Luego vinieron las impresiones, palomares, bodegas antiguas, plaza, ayuntamiento, cosas que en mi ciudad no existían, y sobre imaginar ese pueblo de miles de habitantes, una gran metrópolis que me derrumbaron los datos censales, algo más de 400 habitantes, y para mí seguía siendo hermoso…


Preguntar, preguntar y preguntar y saber que medio pueblo llevaba mi apellido, y saber que aún familia de mi tía madrileña seguía viviendo allí, saber que el pueblo, seguirá siendo pueblo pero para mi guarda cientos de momentos, guarda tantas cosas como las que se pueden guardar en 100 años…


Gracias Lidia por tu participación en esta historia.-