Un mar de fueguitos...

"Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir al alto cielo.
A la vuelta, contó. Dijo que había contemplado, desde allá arriba, la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos.
—El mundo es eso —reveló—. Un montón de gente, un mar de fueguitos.
Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás.
No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende."

Eduardo Galeano
( El mundo , de "El libro de los abrazos")

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jueves, 22 de diciembre de 2011

NAVIDAD... REFLEXIONES PARA CONSTRUIR

2011 llega a su fin. Un año más concluye. Otro que comienza. Y las cosas en el mundo siguen iguales o acaso peores. Siguen pendiente de soluciones los grandes problemas que aquejan en serio a la humanidad: la pobreza, la explotación, la exclusión social, la guerra como mecanismo de dominación, los derechos humanos básicos y los denominados de tercera generación que siguen sin respuestas de políticas globales que indefectiblemente nos arrastrarán hacia el fin del planeta.


Cuando llegan estas fiestas tradicionales del cristianismo, los pueblos renuevan las esperanzas por un mundo mejor.


Lamentablemente hay escenarios que parecen solo una fachada. “La gente luce estar de acuerdo maravillosamente todo…; unos festejan sus millones, otros la camisita limpia y otros no saben lo que es brindar”.
Habrá quienes se hartaran de tanto comer, se descorcharán cientos de miles de botellas de los vinos más caros y tipos de champagne, pero ahí al costado de los que tienen tanto, están ellos, los que tienen poco, también los que no tienen nada; y eso duele.


Pido disculpas si alguien que está escuchando se siente ofendido por mis palabras, que estos días, como muchos dicen, deben ser de alegría y solo de buenas ondas para así alejar las pálidas que cotidianamente observamos con solo ojear un diario o mirar la televisión.


Puede ser que sea así, pero yo no estoy inventando nada. “Las cosas se muestran solas… solo hay que saber mirar”. No muy lejos de aquí vi chicos revolviendo la basura buscando que comer; en el norte del país impunemente se siguen vendiendo tierras públicas con pueblos indígenas incluidos; en Buenos Aires desaparecieron las villas miserias pero solo de los televisores; la inclusión social resulta que no es inclusión real; y en la periferia del mundo a diario la gente se muere de hambre.


Claro que, como a todos los seres humanos, nos gusta la alegría, las cosas buenas, las palabras bellas… también somos portadores de palabras bellas. Asimismo, soy conciente y así lo entiendo, del compromiso que significa un programa de radio más allá de su temario, más allá de la línea ideológica que lo define, y no importa si este es musical, deportivo, cultural o político. Un micrófono abierto es un privilegio que tenemos solo unos pocos, entonces, que no sea insustancial.


Dentro de pocas horas levantaremos una copa para brindar por la Navidad. ¡Qué ese brindis no sea en vano!. No importa lo que haya dentro de la copa, lo importante es que cada uno de nosotros encontremos un verdadero motivo para brindar. Si esto que es mínimo se da, si esto que es mínimo lo descubrimos con solo mirar a nuestro alrededor, entonces podremos desearnos sinceramente ¡feliz Navidad! …. porque estaríamos, entre todos, construyendo.



Néstor Alessio

Nota leida en radio