Un mar de fueguitos...

"Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir al alto cielo.
A la vuelta, contó. Dijo que había contemplado, desde allá arriba, la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos.
—El mundo es eso —reveló—. Un montón de gente, un mar de fueguitos.
Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás.
No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende."

Eduardo Galeano
( El mundo , de "El libro de los abrazos")

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jueves, 17 de febrero de 2011

RINCÓN DEL QUEBRACHO (DEP.S an Cristóbal)

Rincón del Quebracho fue un apeadero del ferrocarril General Belgrano en la línea Santa Fe- Tucumán, recorrido que llegará hasta La Quiaca. Este lugar, como tantos otros lugares, que nunca figuró en el mapa, estaba emplazado a orillas del río Salado en la margen este del departamento San Cristóbal, y a 11 Km. al noroeste de la ciudad de San Justo la cual se comunicaba a través de la RP2.

Se dice que su denominación recuerda la del paraje donde fue librado el combate entre los efectivos del general Mansilla y la escuadra anglo –francesa en 1845, a orillas del Paraná, en el antiguo departamento Rosario, (hoy departamento San Lorenzo).

A pesar de la importancia que representaba este apeadero como nexo departamental de la referida línea ferroviaria y centro substancial de cargas de productos rurales, no tuvo desarrollo urbanístico.
La zona urbana de Rincón del Quebracho estaba compuesta por la estación ferroviaria, dos casas tipo chalet también pertenecientes al ferrocarril donde vivían las familias del jefe y del auxiliar, y un poco alejado, el edificio de la escuelita primaria.

Cuenta Sergio Rivadero, hijo de quien fuera auxiliar de la estación, que a la escuela asistían a diario una veintena de niños hijos de peones de campo que llegaban a la misma en diferentes medios de transporte: bicicletas, caballos, sulquis, etc. Había un solo docente y viajaba todos los días desde La ciudad de San justo. Sergio, que junto a su familia nos visitó en el programa de radio, emocionado recordó aquellos días de su infancia en Rincón del Quebracho.

El apeadero administraba tres vías. La principal de paso, una auxiliar y otra para el estacionamiento de vagones. Sobre el paso de los trenes Sergio recuerda especialmente uno: el denominado “tren papero” que a gran velocidad pasaba a diario transportando alimentos perecederos con destino al norte del país.

Rincón del Quebracho no tenía comuna y junto a los parajes Petronila y María Eugenia componían el distrito Villa Saralegui.

Tristemente debemos hablar en tiempo pasado. El apeadero ha quedado en silencio y abandonado. Ya no para más el tren ni se oye el sonar de la campanita que desde el andén anunciaba los arribos y las partidas. Rincón del Quebracho es una de las tantas muestras de la infamia política de la Argentina de los años noventa, es la historia luctuosa que dejó a cientos de pueblos incomunicados y en el más profundo de los olvidos.
Ojalá algún día se revierta esta situación…Todavía estamos a tiempo para salvar miles de pequeños pueblos y parajes que se debaten en soledad el peligro de desaparición por despoblamiento.

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Foto apotada por Sergio Rivadero, hijo del auxiliar de la estación ferroviaria, junto a sus padres y hermanos.